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Colesterol y Presión Arterial

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¿Qué es el colesterol?

El colesterol es una sustancia cerosa perteneciente al grupo de los lípidos y muy similar a la grasa que se encuentra en las membranas de todas las células de nuestro cuerpo. Se trata de una molécula esencial y necesaria para la formación de hormonas, el metabolismo de la vitamina D es imprescindible para la absorción de calcio de los ácidos biliares.

¿Cuál es la diferencia entre el colesterol bueno y el colesterol malo?

El hígado es capaz de sintetizar el colesterol y el organismo lo adquiere mediante los distintos alimentos, encontrándose en mayor proporción en huevos, carnes y lácteos.

El colesterol LDL o lipoproteína de baja densidad son uno de los cinco grupos de lipoproteínas que transportan las moléculas de grasa entre los diferentes órganos, sin embargo, cuando se produce un exceso del mismo este puede quedar acumulado en las paredes de las venas y arterias provocando la denominada aterosclerosis. Así, una concentración elevada de este llamado ‘colesterol malo’ derivado, principalmente, de una mala alimentación, tendrá un efecto negativo sobre nuestra salud, aumentando el riesgo de padecer problemas cardíacos y accidentes cardiovasculares.

El colesterol HDL o lipoproteína de alta densidad, conocido más comúnmente como colesterol bueno, circula a través de la sangre recolectando el LDL y transportandose al hígado, evitando su acumulación. Las lipoproteínas de alta densidad tienen como función el transporte inverso del colesterol hacia el hígado, donde el colesterol es transformado en ácidos biliares y se elimina a través de la bilis. Con todo, es importante que los niveles de este segundo tipo de colesterol se mantengan elevados mediante la adquisición de hábitos saludables como una buena dieta y practicar ejercicio físico a menudo.

¿Cuáles son los niveles óptimos de colesterol?

El colesterol se mide en miligramos) de colesterol por decilitro) de sangre y normalmente tener niveles bajos de LDL y niveles altos de colesterol HDL es recomendable para la salud del corazón.

Para el LDL:

  • Lo óptimo son menos de 100 mg/dl.
  • Entre 100 y 129 mg/dl se consideraría casi óptimo.
  • Un resultado superior excedería la normalidad, considerando muy alto aquel que supere los 190 mg/dl.

Para el HDL:

  • Un resultado superior a los 60 mg/dl es lo ideal para poder decir que estás protegido de un problema de corazón.
  • Menos de 40 mg/dl puede considerarse un factor de riesgo de cara a padecer dichos problemas.

En términos generales, se dice que el nivel óptimo de colesterol en sangre es inferior a 200 mg/dl.

El colesterol y la presión arterial

La presión arterial es la fuerza que la sangre ejerce contra las paredes de las arterias mientras el corazón está bombeando. Si esa presión aumenta y se mantiene alta en el tiempo, puede dañar el corazón y los vasos sanguíneos y conducir a la acumulación de placas.

Se habla de hipertensión cuando la presión arterial se encuentra en niveles demasiado altos.

Así, junto al colesterol alto, la hipertensión es uno de los factores principales que pueden derivar en problemas cardiovasculares.

El riesgo de hipertensión puede aumentar en estos casos:

  • Causas genéticas
  • Edad avanzada
  • Sobrepeso u obesidad
  • Falta de actividad física y movimiento en el día a día
  • Exceso de sal en los alimentos
  • Consumo excesivo de alcohol

Estos se pueden clasificar en dos vertientes:

  • Por un lado, los factores de riesgo modificables, como las dietas poco saludables en las que se incluye el exceso de sal y grasas saturadas y el déficit de frutas y verduras; la carencia de ejercicio físico y problemas de sobrepeso u obesidad.
  • Por otro lado, hay factores de riesgo que no son modificables y suelen estar relacionados con la genética, el sexo o la edad. Algunos ejemplos de ellos son los antecedentes familiares de hipertensión, superar los 65 años y la concurrencia de otras enfermedades como diabetes.

Como hemos visto, la prevención de este problema se encuentra a nuestro alcance: adquirir unos hábitos más saludables.

Sin embargo, existen ocasiones en las que, por recomendación médica, será necesario incluir en nuestra dieta complementos ricos en sustancias que son aconsejables para tratar este tipo de casos.

¿Cómo se mide la presión arterial?

Las lecturas de la presión arterial se dan como dos números, referenciando el número superior la presión arterial sistólica y, el número inferior, a la presión arterial diastólica.

  • La presión arterial se considera que tiene un nivel adecuado cuando es menor a 120/80 mmHg.
  • Una presión arterial alta o hipertensión se cuando la presión arterial supera los 130/80 mmHg.

¿Qué sustancia se recomienda para luchar contra el colesterol malo y la hipertensión?

El Omega 3. Los ácidos grasos omega-3 son un grupo de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga que se encuentran en alta proporción en los tejidos del pescado azul y ciertos mariscos y en algunas fuentes vegetales tales como el aceite de soja, el aceite de canola, las nueces… Diversos experimentos demuestran que el consumo de grandes cantidades de omega-3 aumenta el tiempo de coagulación de la sangre y por tanto reduce el riesgo de problemas cardiovasculares, lo que explica por qué en comunidades que consumen muchos alimentos con omega-3 la incidencia de enfermedades cardiovasculares es considerablemente baja. Reduce también la arteriosclerosis.

El ajo. El ajo disminuye la agregación plaquetaria en la sangre y aumenta la actividad fibrinolítica. Estos dos efectos conjugados le confieren propiedades antitrombóticas. Gracias a su actividad hipolipemiante e hipocolesterolemiante, previene igualmente la arteriosclerosis y los accidentes vasculares asociados a la misma. Por lo tanto, el ajo mejora la circulación sanguínea y de ahí su acción beneficiosa sobre la hipertensión arterial.

Lecitina de soja. La lecitina de soja es rica en ácidos grasos esenciales poliinsaturados (indispensables para el organismo), los ácidos linoleico y linolénico. Estudiada de forma aislada, esta sustancia tiene la capacidad de fijarse de manera selectiva sobre el colesterol que se acumula en la sangre, especialmente en su fracción nociva, favoreciendo así su eliminación y conservando la elasticidad de las paredes vasculares.

Espirulina. Estudios recientes han demostrado la riqueza de la espirulina en proteínas (55%), hierro y betacaroteno. Si a esto se le añade su enorme riqueza en aminoácidos, vitaminas, sales minerales y ácidos grasos esenciales, es fácil comprender su utilización en caso de fatiga.

Su riqueza en proteínas permite suprimir la sensación de hambre y soportar el esfuerzo físico, lo que explica su utilización en las preparaciones deportivas.

Las vitaminas, ácidos grasos esenciales y minerales palian las carencias de los menús desequilibrados aportando energía y vitalidad.

¿Cómo puedo aumentar el consumo de estos elementos?

Según las necesidades de cada persona, se recomiendan incluir en la dieta suplementos ricos en dichos alimentos.

  • Las cápsulas ricas en ajo, por ejemplo, contribuyen a una circulación sanguínea sana y ayuda a mantener los niveles de colesterol.
  • Aquellas ricas en lecitina de soja se recomiendan también para favorecer la eliminación del colesterol y conservar la elasticidad de las paredes vasculares.
  • Los suplementos a base de Omega 3, también ayudan a mantener los niveles normales de colesterol en sangre.
  • Las cápsulas de espirulina, por ejemplo, se utilizan como complemento en dietas de control de peso. La spirulina ayuda a mantener la masa muscular por su alto contenido en proteínas. Favorece el mantenimiento de la vitalidad y ayuda en casos de fatiga.

Aunque estos son los principales tipos, podrás encontrar en farmacias muchos otros complejos de suplementos que combinan más de uno de los elementos mencionados, aunque las composiciones siempre serán similares dada su finalidad común.